Consideraremos que la innovación es la incorporación de novedades en cualquier proceso del centro, que solucionen una necesidad, mejoren su eficacia o su eficiencia. La innovación educativa o pedagógica es la que se realiza en los procesos directamente relacionados con la educación del alumnado (enseñanza-aprendizaje, tutoría, pastoral, orientación, actividades complementarias…).
La innovación debe tener siempre presente el modelo de persona que queremos educar.
Las cuatro dimensiones que engloban el modelo de persona en el que queremos educar constituyen la brújula que nos orienta, tanto en nuestra práctica diaria como en la toma de decisiones más generales del centro. Nos ayudan a priorizar y discernir lo importante de lo urgente. Las cuatro dimensiones: Yo conmigo, Yo con los demás, Yo con el mundo y Yo con Dios, junto con la palabra clave asociada a cada una de ellas: LIBRE, SOLIDARIO, FRATERNO e HIJO DE DIOS así como también los rasgos de la pedagogía marista: la sencillez, el espíritu de familia, el amor al trabajo, la pedagogía de la presencia y el estilo de María, constituyen nuestra identidad y por tanto, nuestro elemento diferenciador en relación a otros centros.
Tenemos como referencia el documento marco de innovación de la provincia marista Ibérica.
Es la metodología que define nuestro centro.
El aprendizaje cooperativo es un término genérico usado para referirse a un grupo de procedimientos de enseñanza que parten de la organización de la clase en pequeños grupos mixtos y heterogéneos donde los alumnos trabajan conjuntamente de forma coordinada entre sí para resolver tareas académicas y profundizar en su propio aprendizaje. Además, constituye un sistema de interacciones cuidadosamente diseñado que organiza e induce la influencia recíproca entre los integrantes de un equipo.
Esta metodología es, por tanto, muy adecuada para el desarrollo de las competencias que se quieren trabajar con nuestro alumnado, así como también para favorecer su aprendizaje.
Vivimos en una sociedad cambiante, en la que día a día se reinventan profesiones, métodos de trabajo, aparecen nuevas herramientas o actualizaciones, y desaparecen otras. Los niños y jóvenes deben estar preparados para adaptarse a esta sociedad y poder optar a trabajos que todavía no existen en las mejores condiciones posibles.
Nuestros estudiantes, considerados nativos digitales por Rupert Murdoch en 2005, emplean de manera cotidiana la tecnología, pero lo hacen de maneras muy diferentes, dependiendo de su edad y estatus económico. Nuestra labor como educadores es asegurarnos de que reciben las mismas herramientas y conocimientos, para ayudar a reducir la brecha digital que esto supone.
En esta propuesta metodológica se plantea un nuevo paradigma tecnológico, pasando su centro de atención de la Tecnología de la información a la Tecnología de aprendizaje, de manera que la tecnología sirva como vehículo para conseguir un aprendizaje significativo por parte del alumnado.
Este marco nace ante la necesidad de proponer unas bases comunes, coherentes, donde sustentar el desarrollo de esta dimensión, central en nuestro proyecto de centro evangelizador. Fomentar un diálogo enriquecedor entre la fe y la cultura es parte esencial de nuestra labor evangelizadora, sobre todo hoy, cuando vivimos una transformación acelerada de nuestras sociedades por el proceso de globalización, que trae consigo modelos de vida plurales y multiculturales. Hoy, más que nunca, el diálogo entre la fe y la cultura es una tarea relevante y urgente, imposible de soslayar.
La educación de la interioridad es el medio para trasformar nuestro corazón, sale a nuestro encuentro para ayudarnos en esta tarea ya que nos permite crear unas condiciones óptimas que ayuden a nuestros niños y jóvenes a reconocerse como valiosos y auténticos, a encontrar un sentido a sus vidas, un proyecto vital desde el cual desarrollarse y encontrarse con la humanidad. Es, por esta razón, por la que debe convertirse en un proyecto educativo que se dirija a todos: desde los más pequeños a los mayores, creyentes y no creyentes, alumnos, profesores y familias.
El aprendizaje y servicio es una metodología novedosa ya que nos permite, por un lado, motivar el aprendizaje de nuestros alumnos y alumnas dado su carácter experiencial y, por otro lado, reflexionar acerca de aquello que nos mueve a transformar la realidad a través de un servicio útil a la comunidad. El aprendizaje y servicio pivota sobre dos grandes elementos:
Ambos, aprendizaje y servicio, se articulan en un único proyecto, en el que tanto los aprendizajes como el servicio, han sido seleccionados y planificados de una forma intencional, para que mutuamente se ayuden y produzcan un efecto multiplicador.
Los programas de educación para la convivencia tratan de conseguir unas relaciones personales positivas entre los miembros de la comunidad educativa, especialmente entre el alumnado, mediante la promoción de conductas prosociales, del respeto a los derechos de las personas y una gestión adecuada de los conflictos adecuados.
La educación para la convivencia tiene relación directa con varios criterios para implantar innovaciones en los centros maristas: